domingo, 17 de febrero de 2008

Demasiados y Tan Pocos…

El tiempo pasa y las arrugas revelan que se va muriendo el niño que nació décadas antes (o que está muerto) pero que pataleando se niega a quedarse solo.

Y aunque no tenemos ni mucho tiempo ni mucha paciencia para esperar los amores seguros, ni los príncipes azules pocos tenemos las agallas suficientes de amar con locura más de una vez;

Pocos nos exponemos como astro en plenilunio, que mes tras mes sale a brillar: pleno y espléndido, tal cual es, en su esencia misma… sin importar que haya pasado antes, sin importar lo que pueda suceder después.

Pocos necesitamos sólo sentir para gritar,
Pocos decidimos actuar, entregar, besar, acariciar otra creación igualmente imperfecta.
Pocos estamos dispuestos a pagar el precio de la infamia cuando se ama, cuando se tiene fe
Otros menos creemos que vale la pena pagarlo… cuando se ama en la cama, cuando se viven los sueños.

Demasiados tenemos temor a quedarnos con un sabor a hiel en los labios, y preferimos poner el corazón a dieta… hasta el desmaye.

Demasiados nos escudamos en personajes sufridos, en estelas de vida que agonizan por un deseo permanente de un Alzheimer que no llega… y un pasado que no olvidan.

Demasiados ansiamos cambiar el rumbo del universo, cambiar al OTRO, pero muy poco valientes para ver que verdaderamente nos faltan fuerzas para volar y nos faltan [c@jones] para abrir las alas que tenemos para eso.

Muchos tratamos de entender por qué el amor no sigue un esquema… que no lo controlamos… que simplemente ES;

Muy pocos, simplemente lo aceptamos y lo invitamos a entrar.

Muchos hemos ignorado el "laissez-faire" y preferimos que el universo gire en nuestras cordenadas, que la vida se ilumine y anochezca en nuestros meridianos.

Muy pocos aceptamos su curso: bailamos en cada parada, en cada encuentro, bebemos nuestras lágrimas para no morirnos (al menos de sed) cuando nos toca caminar solos por la vida… que se torna placentero como un desierto en verano.

Demasiados hemos escondido la fe que pare los instantes mágicos. Nos esforzamos para continuar siendo cómplices de la cómoda rutina, de las mismas palabras superfluas que no atentan contra nada. Creamos una repulsión mecánica a lo auténtico, a cualquier atentado pretenda hacernos despertar.

Demasiados no queremos darnos cuenta que estamos desperdiciando nuestra existencia… haciéndonos más viejos, condenándonos a morir solos. Muchos nos damos cuenta demasiado tarde. Aún no sé cuantos han borrado la palabra "tarde" de su diccionario… tal vez aman en luna nueva.

14 de febrero 2008.
Al que puede volar, pero tiene miedo de volver a abrir sus alas…

No hay comentarios: