sábado, 5 de diciembre de 2009

A veces se hace difícil hasta gritar.

Tal vez por el temor a que nadie escuche, o a que sí lo hagan.

Hoy no entenderías…

Hoy no puedo explicarme.

Duele estar sola…

Sí, me duele el vacio;

Me duele encontrar solo mi mano en la mía;

Me duele tener que pedir un abrazo… y luego no poder conservarlo.

Me duele saber que al final de la noche sólo mi eco me deseará buenas noches sin importarle si mi aliento saludará al sol (o al "am" del reloj) en la mañana.


 

Sí… se me cierra la tráquea y se estrecha el espacio entre mis cejas mientras (resbala una lagrimita).

Tengo tanto amor que no me cabe en el cuerpo, y no puedo compartirlo,

No encuentro recipiente que no me drene, que no me agobie… que me permita ser yo sin tener que pedir favores.


 

Duele estar lleno de contradicciones;

Duele tener un corazón del que brota un desperdicio de emociones,

De pasos sin un camino cierto y un destino que ni siquiera sé si valdrá la pena.

Que aventura o que tortura…

¡Qué despecho, qué angustia!


 

Me quema por dentro el disimulo de no extrañarte,

Las suposiciones del día a día no son suficientes para seguir adelante

Y cada paso es una trampa para que me duela más no estar en tus brazos.


 

Duele tener sueños absurdos que te cubren los ojos,

Qué tercos estos brazos que demandan calidez sin despecho

Y qué tercos mis ojos que insisten en refugiarse en los tuyos… que no se encuentran ni ellos mismos.

¿Y qué me queda al final? Lo mismo… solo yo y mis manos, y un día menos para extrañarte… más cerca de tenerte;

Pero la verdad es que hoy… estoy sola… no estás, y me duele.