lunes, 17 de mayo de 2010

Retrospectiva: Un pedazo del 2007 en el 2011

Encontré en mi vieja libretica dos notas.  La primera, en un post-it pequeñito decía: "No sé qué valor tienen las cosas que se quieren dar cuando se tiene la percepción (casi la certeza) de que no marcan ninguna diferencia.  De todas formas, esto fue concebido para tí."
  (La segunda, en otro post-it más grande...)
"Aún no sé qué preguntarte para saber si te he hecho mío.  Aún no sé si quiero saber la respuesta.  Tal vez prefiero tu silencio y tu calor que la seguridad de lo que hoy niego.  Porque cuando estoy contigo, en tu nido, todo lo demás desaparece, y si cuando me besas mientes, tu mentira es mi antídoto perfecto.  Me gusta cuando sudas, cuando muerdes tus labios, y cuando de amor extasiado me dejas extirparte un "Te quiero".  Entonces, cariño, ¿será que me quieres o será que me mientes?  Aún no sé si quiero saber tu respuesta.  Tal vez prefiero la duda y tu calor que tener la certeza de lo que hoy niego."

Viendo estas notas hoy desde otra perspectiva me doy cuenta de que
El valor de las cosas que se quieren dar es inherente del valor percibido por aquellos a quienes se les otorgan.  El valor de los sentimientos es independiente de aquel que los reciba o los reciproque, de el contexto adecuado o la moralidad de los mismos.  El valor de las cosas, eventualmente, emerge.  Los tesoros, aun cuando los barcos se hunden o los cofres se entierran conservan su valor, su historia y su brillo.  Siempre que es subestimado por alguno, es luego guardado como alhaja por otros o admirado por muchos.

También es cómico ver cómo las historias se repiten, aunque los personajes cambien.

Que interesante, fácil, y hasta chistoso, ver nuestra propia historia en retrospectiva.  Porque por algún motivo,  no llegué a entregar esa nota.

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