domingo, 28 de febrero de 2010


Cuando miro el pesar de tu alma, tus ojos drenan petróleo

Tu rostro se queda sombrío mientras te alejas en los volcanes de la rutina, enfurecido porque sientes que alguien (sin derecho) ha condenando a tu pecho a vivir insaciado de amores

Eructan falacias tus labios. Te embriagan de ilusiones prestadas. Sobrevives pensando que vives en los brazos de ella –Iluso…

Es mentira que la conciencia se hace Judas en tus dedos, es mentira que alguien condena tus piernas por enredarse en las suyas –Solo tu...

Se clavan doce dudas en tus pupilas, y en el regazo de tu desván sigues ensayando entre trasnoches el reparo de tus siete mil bisagras oxidadas.

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