Nunca me cantaste la canción que me escribiste,
Nunca me cumpliste tu promesa de bailar,
Y siempre llegaré a extrañar
La tarde en la playa de que tanto hablamos.
Seguiré inmersa en este smogg por extrañar tus tibios labios,
Y seguiré sin tus abrazos, que buscaba sin cesar.
Pero de nada vale hablar con quien de voluntad de escuchar carece;
Yo convertiré mis pérdidas en creces
mientras te trato de entender o de olvidar.
Algún día volveremos a hablar…
y probablemente a pensar el uno en el otro.
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